martes, 11 de septiembre de 2012

Los asesinos y torturadores siguen sin pagar sus delitos.




Salvador Allende, sigue vivo en cada rincón de Chile, sigue reclamando justicia en cada manifestante del mundo, su muerte no ha servido para otra cosa que acrecentar los deseos de justicia social que defendió hasta su muerte al frente de un gobierno legítimo destruido por las armas de un ejercito fascista que aguarda ser depurado y castigado por sus crímenes.